Cartagena de Indias, 31 de mayo de 1945 – 22 de mayo de 1997
CASI OBSCENO
Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo
Te cuento ¿Si? ¿No te vengarás un día? Me
digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado
No soy malvado trato de enamorarte
Intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar pero siempre
muere en él
Oh! Dios
tú que no existes
eres afortunado
de no tener que cuidar
todo el género humano
En cambio yo
muero cada día
con el dolor del loco
que destruyen los otros
con el mendigo muero
con el enamorado triste
sufro
con la mujer confinada
en un bar musical
lloro
y vuelvo a estar sólo
a comer el agrio pan del exilio
entre tanta gente que a veces
amo.
VOLVER AL PUEBLO
Volver al pueblo
y encontrar las calles
de siempre
los mismos viejos.
Las mismas hermosas caras
de muchachas y muchachos.
El mismo río dando vueltas.
Pero mi corazón
esta apenado y sombrío
Se murieron mis padres
y la casa de la familia
está en ruinas
como si un vendaval
de soledad y muerte
la hubiera agostado.
Me queda la poesía
y la presencia
de unos jóvenes
que me preguntan por ella
y me leen.
Cuánto diera
porque mis padres
gozaran de saberme querido
por lo que escribo.