
San Onofre, 31 de diciembre de 1939 –
Lo canta el adivino
Porque ha visto en los sueños
Naves purpúreas
O un jardín remoto
Todo habrá de llegarnos la celeste
Penumbra de un castillo el otro reino
O en la rama florida
De lo real la rosa fabulada
No tenemos conjuros
Quien crea en la leyenda
Puede mirar las nubes
Verá que empieza a detenerse el tiempo
LA ALONDRA Y LOS ALACRANES
Acuérdate muchacha
Que estás en un lugar de Suramérica
No estamos en Verona
No sentirás el canto de la alondra
Los inventos de Shakesperae
No son para Mauricio Babilonia
Cumple tu historia suramericana
Espérame desnuda
Entre los alacranes
Y olvídate y no olvides
Que el tiempo colecciona mariposas
Desvelado en las noches
Donde pierdo mi alma
Miro llegar una blancura
De leves sombras nubes hadas
En el jardín de piedra
No han de cerrarse nunca
Mis ojos que ya son
El polvo de otra luna
De tiempos encantados
O músicas venían
Hablando en sueños de la muerte
Entre las flores y las ruinas
Tal vez por el camino
De blancuras amargas
Hablando en sueños de la vida
Vendrá una sombra amada
En su rueca mortal
La luna que no vuelve
Hila el alma y los ojos
De pálidas durmientes
Dichoso quien no ha oído
Sus pasos que regresan
En las noches nevadas
Perdidos por un valle de violetas.