Revista #2

Ver Indice Leer Editorial Leer Articulo de "Eliseo Diego, Jorge Timossi, Pablo Armando Fernández, Víctor Rodríguez Nuñez y Arturo Arango"

Indice

Editorial

Articulo

Nota de la editora: Carta abierta a quien quiera leerla María Mercedes Carranza

5

José Emilio Pacheco
– Poemas
Fernando Charry Lara

11
14

Pablo Neruda: Neruda o Machu Pichu: Poesía Cimal Jaime García Maffla

19

Poesía cubana Eliseo Diego
Jorge Timossi
Pablo Armando Fernández
Víctor Rodríguez Nuñez
Arturo Arango (Bogotá: 2.750 m de paranoia sobre el nivel del mal)

27
28
29
31

33

Simón Latino: Sus cuadernillos y su época Juan Gossaín

39

León de Greiff: Los instrumentos musicales en la poesìa de León de Greiff David Puerta Zuluaga

51

Fernando Pessoa: Summa y síntesis de la poesía portuguesa José Mauricio Contreras

67

Alvaro Rodríguez: Premio de Poesìa «Octavio Paz» – Poemas

85

Nueva poesía colombiana (I) Raúl Gómez Jattin
Joaquín Mattos Omar
Armando Rodríguez Ballesteros
Gustavo Adolfo Garcés

89
91
92
93

100 años de azul…
El modernismo: apertura de Latinoamérica a lo universalRubén y la América española
Germán EspinosaGustavo Quesada

97

127

Porfirio Barba Jacob De Daniel Samper Ortega
De Porfirio Barba Jacob

141
144

Edgar O’Hara: Poemas  

149

José Eustasio Rivera: Vida pública y desconocida Isaías Peña Gutiérrez

155

Jorge Zalamea: Las expediciones poéticas Alfredo Iriarte

167

Nueva poesía colombiana (II) Jorge Marel
Nelson Romero Guzmán
Gonzalo Márquez Cristo
Rómulo Bustos Aguirre

177
178
179
181

T.S. Eliot
El primer centenario de Eliot: Cada poema un epitafio
Luis Zalamea Borda

185

Bogotá 450 años Iván Beltrán Castillo
Manuel Hernández B.

203
205

Apéndices Colaboradores
Actos realizados en la Casa de Poesía Silva en 1988
Libros de poesía colombiana publicados en 1988
Revistas con publicaciones de poesía editadas en Colombia en 1988
La voz de los poetas

209

211

214

217
218

REVISTA CASA SILVA # 2

CARTA ABIERTA A QUIEN QUIERA LEERLA
De la editora

«Nuestra imaginación política, moral, económica, tiene que estar
a la altura de nuestra imaginación verbal».
Carlos Fuentes
(Discurso del «Premio Cervantes»).

Nos ha correspondido vivir aquí y ahora la época quizás más dramática de la historia contemporánea de nuestro país. No digo la más violenta, porque todos sabemos que la violencia es y ha sido en Colombia la regla y no la excepción en los procesos políticos y en el enfrentamiento de las fuerzas sociales. Pero nunca, hasta estos años, esa violencia había sido provocada y auspiciada en su raíz por poderosísimos focos de poder corrompidos y corruptores, vinculados directamente con el hampa y la delincuencia, como ocurre hoy.
 
 
Esos focos han distorsionado y envilecido los naturales procesos sociales y políticos que se producen, por lo general en forma dolorosa, en países como Colombia, donde prevalecen la injusticia y las desigualdades aberrantes. Y cada día se agudizan más esas contradicciones sociales. La ausencia de un propósito político con posibilidades reales de emprender las reformas necesarias, ha llevado al enfrentamiento inevitable entre quienes defienden las estructuras sociales, políticas y económicas vigentes y quienes reclaman unos derechos que son elementales. Al lado de cada uno de ellos se han apertrechado los dos extremos, siniestros y asesinos: la extrema derecha y la extrema izquierda. La una busca mantener a sangre y fuego una organización social injusta y retardataria; la otra ha perdido toda autoridad moral e ideológica a fuerza de equivocarse tanto, para derivar en actividades propias del hampa maquillándolas de lucha revolucionaria.
 
Tal panorama, tan esquemáticamente delineado, se enturbia aún más con la presencia y la acción, ya mencionada atrás, de la mafia del narcotráfico que no ha permanecido indiferente en este enfrentamiento. En un comienzo se alió con la extrema izquierda para obtener seguridad y protección en sus operaciones delictivas, ahora protege y financia a la extrema derecha, cuyos intereses en términos generales comparte. Ambos extremos tienen dinero en abundancia, el uno gracias a la comisión de delitos comunes como el chantaje y el secuestro, el otro gracias a su alianza con la mafia y con sectores decididos a invertir en su seguridad y en la de sus intereses; y ese dinero lo utilizan para incendiar el país y mancharlo de sangre.
 
Sin embargo, quienes lo están haciendo configuran solo una infinita minoría dentro de la población total: en el medio estamos el resto de los colombianos que somos la gran mayoría, mal dirigidos por una clase política desorientada, que carece de un proyecto nacional para proponernos, y por una élite económica «que sólo ve por un ojo y ese ojo lo tiene en el estómago».
 
Esos extremos buscan involucrar a todos los colombianos en su sórdido enfrentamiento, tratando de polarizarnos hacia un lado u otro. Es por eso que hoy más que nunca nuestra organización social reclama que cada colombiano tenga, ante lo que ocurre en el país, los ojos muy abiertos. Todos los colombianos pero en especial aquellos que por razón de su trabajo deben cultivar y tener muy afinado el don de la lucidez. Me refiero a quienes tienen el oficio de pensar y de interpretar nuestra realidad: los escritores, los artistas, los teatreros, los cineastas, los músicos, los filósofos, los creadores en general. Lucidez para no caer en las trampas del dogmatismo, venga de donde viniere, para no caer en la complacencia moral y para no perder el sentido de orientación sobre lo que es esencial en nuestra sociedad para avanzar, respetando los derechos de todos y de cada uno de los colombianos.
 
Porque nosotros, la gran mayoría, debemos también tomar partido. Y creo que no tenemos sino una sola alternativa y es la de tomar el partido de la defensa del derecho a la vida y a la justicia. Debemos rechazar de plano todo procedimiento e ideología que conduzcan a la muerte violenta e injusta de cualquiera de nuestros compatriotas, sea de derecha, de izquierda o de centro, sea delincuente o pertenezca a grupos armados legales o ilegales. Debemos rechazar también cualquier procedimiento o ideología que tienda a prolongar la actual situación política y social del país. Pero no debemos apoyar a quienes manifiestan ese rechazo por medio de la violencia y de la muerte.
 
Porque si defendemos los derechos humanos es porque respetamos al hombre y exigimos por tanto que se respeten los derechos de todos los hombres, mujeres y niños que diariamente mueren por la violencia social y la violencia política.
Negarse a la polarización no quiere decir mantenerse al margen, sino no caer en el chantaje del compromiso. Debemos actuar, pero debemos también reservarnos el derecho a reflexionar antes de hacerlo, y con ello incitar al debate y al ejercicio de la crítica acerca de lo que ocurre en el país.
 
Y sobre todo no debemos caer en el pesimismo de que lo que hacemos cada uno de nosotros -escribiendo un verso o un artículo de periódico, montando una obra de teatro o pintando un cuadro- no sirve para que se imponga la justicia social que todos deseamos., Porque se sabe que un buen verso, un cuadro hermoso, una película bien hecha, mejoran la calidad de vida y del alma de quienes los gozan y ese solo hecho contribuye a que todos seamos mejores en el momento de actuar dentro de nuestra sociedad. Esa es la razón de ser de nuestro oficio, la que además justifica que intentemos por encima de todo ver claro y transmitir con nuestro trabajo esa visión lúcida y siempre creativa de la realidad que vivimos a quienes quieran y puedan oírnos.
MARÍA MERCEDES CARRANZA

POESIA CUBANA
 
 
 
Eliseo Diego
 
Testamento
Habiendo llegado al tiempo en que
la penumbra ya no me consuela más
y me apocan los presagios pequeños;
 
habiendo llegado a este tiempo;
y como las heces del café
abren de pronto ahora para mí
sus redondas bocas amargas;
 
habiendo llegado a este tiempo;
 
y perdida ya toda esperanza de
algún merecido ascenso, de
ver el mancar sereno de la sombra;
y no poseyendo más que este tiempo.
no poseyendo más, en fin,
que mi memoria de las noches y
su vibrante delicadeza enorme;
 
no poseyendo más
entre cielo y tierra que
mi memoria, que este tiempo;
decido hacer mi testamento,
Es,
éste: les dejo
el tiempo, todo el tiempo.
 
Jorge Timossi
 
XXXVIII
 
La mulata sale al balcón de hierro negro y forjado
frente a una plaza de La Habana en cuyo centro hay tres cabezas de león.
Las persianas del balcón son verdes, abiertas en el muro poroso y alcalino,
y el vestido de la mulata es color mamey sobre una piel de sol oscuro.
Ella tiene los brazos cruzados, como quien no espera nada,
y los ojos anchos, acumulados al calor del mediodía.
Si ahora soltara los brazos y cerrara sus piernas largas
la noche caería simultánea sobre la plaza y los leones serían de piedra fría.
 
Pablo Armando Fernández
 
 
De hombre a muerte
(Fragmento)
 
Los hombres se hacen viejos y mueren.
¿A quién se le querrá atemorizar con la muerte?
Los que se le anticipan
en su oficio
son muertos de la Muerte.
Los hombres mueren
sin que haya tenido aquél
trato con éste;
sin que haya compartido la tristeza.
¿A quién se le querrá atemorizar con la muerte?
La montaña llena de un aire
olvidado hace miles de años.
«… a las 11 y media de la mañana
una avioneta de reconocimiento».
El enemigo detesta mi amor.
Expuestos a la luvia preguntándome cuándo
volveremos
a vernos, mi niña.
Esos hombres que nunca estuvieron en combate
que no han peleado con amor
que no dejaron para siempre las cruces
no conocen la guerra.
No vamos a morir.
Seremos viejos en el tiempo de la vejez.
Seremos viejos para
contar y orar y dormir.
 
Víctor Rodríguez Núñez
 
 
Manifiesto I
Cómo guante al revés
sin polvo de ideas ni mancha de
sentimientosescribo
provocándote
nervio de hielo ecuación traste de
poesía